Juan Gelman ...

Saturday, October 07, 2006

La poesía nuevamente intentando por las rendijas del corazón







La poesía hace mucho rato dejo de ser proeza para pocos.
Hoy la realidad es otra, hoy el mundo es otro.

El entendimiento de cercanía, de unión, de fraternidad y posesión de un escenario al mismo nivel de los espectadores y oyentes y necesarios, donde la hazaña tiene que ver con escribir para todos, de todo, sin distinción, desde un yo amplio que no se encierre en ver sólo las moscas propias o las flores que dejamos en las sábanas después de hacer el amor.

La tolerancia absoluta de un periodo de creación por parte de sus protagonistas más autententicos, es la característica, el hilo que nos insiste preguntando, preguntando, preguntando.

A partir del 9 de octubre y durante seis días nuestro país será testigo de esto, tendremos la esquiva suerte de encontrarnos muchos para dialogar la realidad que en ocasiones se hace tan común en el papel y eso tranquiliza algo, pero no anestesia.

Poetas de Argentina, Perú, México, Venezuela, Uruguay, Guatemala, Ecuador, Brasil, Colombia, Chile, proveyendo algo de limpieza al pesado y majadero aire de Santiago, y por cierto también del smog.

Latinoamérica reafirmando su independencia, “la región se alza para derrocar el legado de dominación externa de los últimos siglos” como dijo Noam Chomsky. Situación muy natural en su parto al advertir la mierda que nos impone el primer mundo, y que tantos hoy de ella maman, ensuciándose los bigotes y después así besar a sus hijos humedeciéndoles las esperanzas.

Y este grupo de poetas jóvenes ayudando a edificar un pequeño, pero necesario observatorio, donde el motor principal es el corazón bien repartido como en un momento lo quiso Simón Bolívar y hoy hay un montón gigante deseando lo mismo.

Es de esperar que estemos muy atentos y proyectemos esta bella luz, (aunque las persianas americanas no nos amen tanto e insistan en aguarnos la fiesta) por todos quienes estén leyendo con los ojos muy arriba este intento, esta poquita fe.

Monday, October 02, 2006

Raymond Carver




MIEDO



Miedo de ver una patrulla policial detenerse frente a la casa.
Miedo de quedarme dormido durante la noche.
Miedo de no poder dormir.
Miedo de que el pasado regrese.
Miedo de que el presente tome vuelo.
Miedo del teléfono que suena en el silencio de la noche muerta.
Miedo a las tormentas eléctricas.
Miedo de la mujer de servicio que tiene una cicatriz en la mejilla.
Miedo a los perros aunque me digan que no muerden.
¡Miedo a la ansiedad!
Miedo a tener que identificar el cuerpo de un amigo muerto.
Miedo de quedarme sin dinero.
Miedo de tener mucho, aunque sea difícil de creer.
Miedo a los perfiles psicológicos.
Miedo a llegar tarde y de llegar antes que cualquiera.
Miedo a ver la escritura de mis hijos en la cubierta de un sobre.
Miedo a verlos morir antes que yo, y me sienta culpable.
Miedo a tener que vivir con mi madre durante su vejez, y la mía.
Miedo a la confusión.
Miedo a que este día termine con una nota triste.
Miedo a despertarme y ver que te has ido.
Miedo a no amar y miedo a no amar demasiado.
Miedo a que lo que ame sea letal para aquellos que amo.
Miedo a la muerte.
Miedo a vivir demasiado tiempo.
Miedo a la muerte.
Ya dije eso.

Sunday, October 01, 2006

lo importante de ser un idiota

“Ser un idiota”



Repetir, una vez más, la famosa frase Shakesperiana “la vida es un cuento narrado por un idiota” es sin duda, un rasgo de exquisita estolidez; pero, también una prueba de la primordial importancia de los idiotas, certeza que fluye de la propia historia de la humanidad.

La idiotez, como todo lo realmente importante, despierta polémica, por ejemplo, sobre su naturaleza no hay consenso. Para Confucio tiene una raíz genético-clasista, con aristocrático desdén por las clases bajas, pontifica: “sólo hay dos cosas inmutables en la vida, la inteligencia de los hombres bien nacidos y la estupidez de los plebeyos” Sin hacer distingos sociales, Baudelaire se refiere a la natural estupidez del ser humano. En cambio para Richard Armour “es el resultado de un duro esfuerzo personal” ignoramos cuánto de autobiográfico hay en esta teoría.

Pero no por eso debemos desestimarla. Ser idiota es tan importante que-por lo menos en castellano-es el vocablo que más abunda en sinónimos: estúpido, cretino, necio, mentecato, imbecil, pavo, ganso, papanatas, tonto, bobo, simplón, sonso, mongo, tetado, pelotudo, huevón, y si esto le parece poco añadiremos los cultísimos: estafermo, estulto, sandio etc. Etc. Además idiotismo es el improvisado y democrático arte de contrariar, al hablar o escribir, las reglas elementales de la gramática. Pero la importancia de ser idiota no se limita, claro está, a lo idiomático. Si uno revisa la historia, se dará cuenta de que buena parte de ella está signada por la inconfundible presencia de idiotas que llegaron a las cumbres del poder. Ezra Pound en su Canto XXXII, con admirable imparcialidad, nos presenta esta formidable galería:

"lo mismo en un burdel, que en un establo o sala de palacio, Luis dieciséis era idiota, el rey de España era idiota, el rey de Nápoles idiota, despachaban dos correos por semana para contarse uno a otro, a miles de millas de distancia a cuantos habían asesinado.
. La reina de Portugal era Brabanza y por lo tanto imbécil de nacimiento.
." Por otro lado, la idiotez es tan atractiva como tema literario que Dostowiesky escribe la novela el “príncipe idiota”. Por su parte, Gustave Flaubert tenía tanta obsesión por el tema que preparó un diccionario sobre la estupidez. A su vez en las sagradas escrituras hay pasajes inquietantes que nos hacen pensar que “las huellas de esa estupidez astuta” también las podemos hallar en el “temor a Dios”, y no es para menos. Por boca del apóstol Pablo anuncia Dios esta terrible amenaza; “destruiré la inteligencia de los inteligentes, la sabiduría de los sabios” Amenaza que podría tener explicación en la no menos terrible sentencia de lucero “la inteligencia es la peor puta del diablo” En cambio, Cristo les ofrece el Reino de los cielos a los pobres de espíritu.

También el Islam tributa reverencia a los idiotas, porque entiende que sus almas han sido arrebatadas al cielo, y por último, hay un viejo proverbio que pareciera sido acuñado para burlarse de los pastorcitos de Fátima: “a los bobos se les aparece la madre de Dios”. Sin embargo, la idiotez no siempre está asociada a la ignorancia, inculta o simpleza del espíritu, incluso se podría decir que es indispensable para ciertos juegos del arte y del intelecto, no por gusto, Augusto Monterroso ha encontrado insospechados vasos comunicantes: “hay tanta tontería en el mundo que buena parte de ella va a parar a la inteligencia”.
Y no olvidemos que algunas expresiones artísticas dieron origen a la provocadora frase dadaísta “el arte es un producto farmacéutico para imbéciles”. Queda para consuelo de nuestros brillantes lectores, esta aguda observación de Antonio Gramsci: “un hombre inteligente puede pasar por idiota, pero jamás un idiota podrá pasar por inteligente” .

Elgar Utreras Solano

En la calle de los hombres….

Por Santiago Bonhomme


Elgar Utreras Solano (Chillán 1972) pertenece a una generación especial de la poesía Chilena, la llamada generación del noventa, supuestamente liberada del yugo de la dictadura de Pinochet. Generación que nace con la libertad del lenguaje, que en la década de los ochenta se parapetaba de la censura en el extraordinario ingenio de sus autores (Diego Muñoz, Diego Maquieira, Raúl Zurita, Roberto Merino y otros).

La generación de poetas surgidos en la década del noventa, pareciera haber vivido en la más profunda orfandad y desarraigo, producto de la pérdida de ideologías, principalmente políticas, producto de la anhelada alegría que trajo la democracia. Por está razón los poetas transitarán experimentales, cultivando las más variadas poéticas (anti poesía, neosurrealismo, neovanguardia, neobarroquismo y otras).

Situando este fenómeno en el espacio de Chillán, Elgar Utreras Solano va tejiendo su imaginario juntamente con poetas como Hugo Quintana, Pablo Troncoso, Héctor Ponce de la Fuente y Jorge Rosas, que si bien este ultimo comienza a cultivar el oficio poético a partir de los años ochenta, su desarrollo más acabado ocurre en la década del noventa, siendo uno de los referentes más importantes de esta nueva poesía Chillaneja. El grupo de creadores mencionados tiene como característica principal pertenecer todos a la carrera de Pedagogía en Castellano de la universidad del Bio-Bío, donde fueron protagonistas de la función cultural y política de esta casa de estudios.

Elgar Utreras Solano siempre ha sido, desde sus inicios un poeta experimental, explotando los más variados recursos para su poesía, en un deseo constante de renovar el género. Hoy nos presenta su libro En la calle de los ángeles…,publicado por ortiga ediciones. Poemario motivado principalmente por la soledad del sujeto, de ángeles que caminan diariamente por todas las calles del mundo, ángeles sin alas, de rostros humanos, de corazones humanos, por lo tanto corrompibles.

Veintiséis poemas conforman el libro, donde el lenguaje poético sugerido por Utreras Solano siempre está al límite de la emoción, con una factura admirable en imágenes, muchas de ellas sumamente visuales, otras erguidas para dobles lecturas, o sea, más rigurosidad para los lectores, pero todas ambiciosas en la belleza.

También el amor cruza la calle de los ángeles, y como no, si todo el poemario es una demostración de afecto al prójimo y un apropiarse del sufrimiento a través del amor, fundido en la complicidad con las tradiciones culturales y religiosas de nuestro autor.

El libro temáticamente se sostiene en lo ético-estético, quiero decir, la conciencia absoluta de que lo que se dice, se hace y, el cómo se dice.
Cito al autor:

tengo otros ángeles
esos que nadie quiere
los recojo de los basurales
y les sacudo el polvo
con mi pañuelo…..

la denuncia siempre presente, porque el hablante lírico pasa a ser uno más de estos ángeles. Cito al autor:

desde un tiempo hasta esta eternidad
vengo respirando el cuerpo
de un ángel…

La visión desgarrada del espacio propio, de lo cotidiano, de los elementos de la naturaleza, escenario presente en todo el libro, como arraigo desesperado del autor, por no querer dejar de situarse. También la historia, pero una historia ajusticiadora, como bien lo manifiesta el poema a un viejo dictador. Cito:

¿cuántos ángeles se han puesto
de pie en tus sueños
con la espada en la mano?

El poemario invita a la reflexión, cuando vivimos en la más absoluta fantasía, que es la anestesia que tanto nos separa y nos hace ilusos, la calle de los ángeles de Elgar Utreras Solano propone un encontrarse con la realidad, a un mirar más allá de la simple vista, donde todo cobra mayor sentido, la poesía como una larga calle, en la cual todos debiéramos caminar.

este ensayo es una herida

- Reflexiones de un poeta en torno a la posmodernidad -por Tamym Eduardo Maulén Muñoz

I

"La cultura alemana es una contradicción entre ambos términos." ¡Qué ironía la de Nietzsche! ¿Ironía? Lo cierto es que blanco / negro, día / noche, cuerpo / alma, individuo / sociedad, sólo por nombrar algunos pares de elementos que, por muy antagónicos que parezcan, son imposibles de entenderse el uno sin el otro.Individuo y sociedad. ¿Hasta qué punto es posible separarlos? ¿Hasta qué punto es posible aunarlos? Pues bien, el estar del hombre en el mundo, como ya lo apunto Aristóteles -de manera muy poco aristotélica, por cierto- se da en lo social; anér zoón politikón estín, el hombre es un animal político, fue su definición en la Política. Y 'político' significaba 'estar en la polis'. Vivir en sociedad es lo propio del hombre; creo no sería una mala traducción de la cita-rezo de Aristóteles. Sin embargo, este 'estar' del hombre en sociedad, se da de dos formas gravitalmete opuestas. Primeramente, en un sentido trascendente -el individuo siempre, desde el nacer y hasta el morir, formará parte de la sociedad- y en segundo lugar, en un sentido inmanente -el individuo no puede prescindir nunca de ella, de la sociedad. Ahora bien, ¿Cómo debe entenderse esta doble postura si, por un lado, la sociedad coarta y censura ciertos impulsos del individuo particular y, por otro, posibilita su desarrollo y la libertad? Se instala entonces una particular relación del individuo con la sociedad, a la vez antagónica y armoniosa, una tensión concordada que, justamente, permite dar cuanta del ser-estar-mal-estar del hombre en el mundo. Hay que remar hacia atrás. Hay que salirse del río para poder cruzarlo. Hago mía la frase de Albert Camus: no hay que estar con los que hacen malamente la historia, sino con los que la sufren. ¿Qué significa estar en tensión? Sufrir, padecer. ¿Qué significa estar en armonía? Embellecerse, alegrarse, gozar. ¿Qué significa ser hombre? Por Dios, la gran pregunta kantiana. ¿Kantiana? Yo diría, la gran pregunta, sin más. Y me aventuro a responderla diciendo que justamente significa eso: significa. Ser hombre, significa. Y este significar es la tensión concordada. Pensemos por un momento en la situación actual en que nos encontramos. No con poca certeza podríamos afirmar, que, muchas veces, hace más frió que sol. Es otoño. ¿El otoño de la historia? ¿El otoño de la modernidad, de la posmodernidad? Pensemos por un momento en nosotros, en nuestra vida. Hay felicidad y agonía, verdades y desengaños, primaveras y, por cierto, más de algún volantín con los colores de Chile. La pregunta a desarrollar -y es lo que intento explicar- es qué significa estar inmersos en la herida en que nos encontramos, antes que preguntarse por la herida misma. La pregunta no es tanto 'porqué me duele' sino 'qué significa en mi vida' aquel dolor. El otoño, como la flor, es sin porqué. Llega porque llega. Lo interesante y novedoso, a mis ojos, sería analizar lo que significa y comprende estar inmersos dentro de éste, dentro de ésta. Lo que Heidegger llama estar-en-el-mundo es el primer paso para comprender lo que significa-estar-en-el-mundo.Vivimos en la polis, y esto es lo que nos pasa todos los días. Bien lo diría Gonzalo Millán: Amanece / las aves abren las alas / las aves abren el pico / cantan los gallos / se abren las flores / se abren los ojos / los oídos se abren / la ciudad despierta / la ciudad se levanta / se abren llaves / el agua corre / se abren navajas tijeras / corren pistillos cortinas / se abren puertas cartas / se abren diarios / La herida se abre.

II

Pues bien, la pregunta que inició nuestro encuentro, nuestra amistad, nuestras cavilaciones, fue la pregunta que interrogaba por la posmodernidad. ¿Qué es pues, la posmodernidad? ¿Es posible afirmar categóricamente lo que sea la posmodernidad? Si bien, desde Nietzsche, pasando por Heidegger, Lyotard, Habermas y hasta el día de hoy, mucho se ha dicho y especulado, mas nada se ha dicho y bien dicho a ciencia cierta. Un signo, tal vez, de posmodernidad. No podemos decirlo. La posmodernidad o lo que sea la posmodernidad no es posible de encasillar dentro de una definición porque, precisamente, escapa y rehuye al preguntar mismo. Por otro lado, la posmodernidad o lo que fuere ella, es presente. Y el 'ahora', el presente, el nyn griego, como bien lo mostró Aristóteles, es no posible de atrapar, coger, pues cuando se agarra y retiene ya no es ahora, es 'antes'. Algo similar al célebre Principio de incertidumbre, de nuestro querido y a veces odiado Heisenberg.Incertidumbre pues, al no poder decir qué sea la posmodernidad. Por gracia, ello no afectará nuestra especulación el día de hoy. Aún más, la enriquecerá. -Agarro el lápiz, el cuchillo. Primer enriquecimiento: se abre la herida, como las puertas del metro, como las piernas de la amante, y todos entramos, con plena conciencia, todos somos parte de la herida, y nos gusta. Pensemos por un momento en la situación actual en la que nos encontramos, habíamos dicho en un principio. Y es cierto, no con poca certeza podríamos afirmar que, muchas veces, hace más frío que sol. Es invierno. Llueve. Llueve mucho. En la TV anuncian desaparecidos, muertos, fantasmas. En la radio a pilas, nada: no hay pilas. ¿Qué significa la posmodernidad? La verdad, poco y, mejor aún, nada interesa la pregunta a quienes se les llueve la casa merced el desborde del río. Menos que nada a quienes perdieron su casa. "El lenguaje es la morada, la casa del ser" nos había dicho muy galanamente Heidegger, en pleno verano alemán Es pues, la posmodernidad, la casa del hombre actual. Y se la lleva el río…

III

Poco y nada nos interesa a nosotros ahora preguntar por la posmodernidad. Y esto, no sólo porque es más importante tapar la gotera del baño, sino porque bástenos con saber simple, necesariamente, que la posmodernidad es un hecho presente, una constatación del momento actual del hombre. Vivimos pues, sin más, dentro de lo que denominamos posmodernidad, sobre ella, en ella. El tiempo y la historia -y no nosotros- se encargarán de dilucidar el qué es, ti esti, was ist, de este momento histórico. La tarea nuestra, es vivirlo, y vaya que es una tarea extremadamente compleja.¿Qué significa entonces vivir esta época? ¿Qué significa entonces estar inmersos dentro de este 'no se qué' que hemos denominado como posmodernidad? Tal vez sean estas preguntas las que realmente provocan dolor, por ello las prefiero, por ello me gustan, nos gustan. Segundo enriquecimiento: en el mismo abrir de la herida existe dolor, el cuchillo hiere, a veces, con sólo mirarlo. ¿Quién habrá nacido sin abrir los ojos? Sin llorar al menos, nadie.Lo que significa estar inmersos en la posmodernidad, no es otra cosa que lo que nos significa vivir. Y vivir ésta época es, a nosotros, lo que la posición de una partícula vista desde un microscopio es para Heisenberg. A saber, incertidumbre. Lo que durante la modernidad fue una fe ciega y fiel en el poder de la razón y la ciencia, hoy ya no goza del status de certeza y validéz universal que, por esos tiempos, reinó. Incertidumbre, 'angustia' en palabras de Sartre, 'cansancio' en la voz de Neruda. Herida, en nuestro humilde juicio. Ahora bien, todos estos adjetivos dan cuenta no de un mero capricho subjetivo, sino antes bien de un pathos característico, reinante y predominante del hombre así llamado posmoderno. Sin ir más lejos, nuestra propia inquietud nos ha llevado a estudiar lo que estudiamos, como nuestro propio dolor nos ha llevado a reflexionar sobre lo que ahora reflexionamos. ¿Cómo puedo reflexionar sobre el dolor, sin haberlo padecido? Reflexionar, es pues, volver a flectar, volver a la flexión, así como inquietud es no poder quedarnos tranquilos frente a la mera especulación pasiva.No estamos meramente en el mundo, como pensó Heidegger, sino que, antes bien, mal-estamos o bien-estamos. 'Estar' es quizás tan vacío como 'ser'. Yo también he visto que cuando las cosas buscan su curso encuentran su vacío. La historia del ser ha sido aquella búsqueda y consecución de su vacío original. Permítaseme una observación: ahora, llueve. Y metafóricamente también. Pues no es este momento histórico nuestro momento histórico, precisamente, el verano de la humanidad. Baste pensar en Auschwitz-Birkenau y Lublin-Majdanek, en Hiroshima y Nagasaki, en la Guerra en Irak, Chile 1973, y válgame, en cuántas cicatrices más que aún no cierran, que aún nos duelen.

IV

Es claro, así, que las circunstancias históricas necesariamente determinan el sentir -o más bien el padecer- de un pueblo, una cultura y, en última instancia, de cada individuo particular. "Yo soy yo y mis circunstancias, y si no las salvo a ellas no me salvo yo", rezaba la meditación quijotesca de Ortega. Pero nos ahogamos. El río se lleva nuestra casa. La lluvia mancha todo. Es invierno. Nos ahogamos. Tal vez, con la propia sangre, en la propia herida que somos, que nos hacemos. Es claro que salvamos las circunstancias, estamos concientes de nuestro con-texto y sin-texto histórico, pero no por ello nos salvamos. La circunstancia nos carcome porque, en última instancia, yo soy mi circunstancia. El propio Nietzsche vislumbró esta tautología al afirmar que el instinto -tal vez, lo más propio e individual- no representa en ningún caso la esencia personal, sino que es el producto y la investidura de lo social sobre lo particular, y, en suma, de la circunstancia sobre la persona. ¿Cómo diferenciar entonces al individuo particular de la circunstancia social histórica? Diferenciar: un signo de padecimiento y dolor, una búsqueda que no nos lleva más que al vacío que somos en el fondo. Pido permiso: agarro el lápiz, el cuchillo, agrando la herida. No piden permiso: se expanden el aro, se clavan el pearsing, tatúan a cristo desnudo en medio de sus miembros. No son ellos, es la sociedad misma. No son sus rostros, es el reflejo vivo de la circunstancia. No es mi lápiz, es mi cuchillo.

V

A propósito, García Lorca durante su estancia en New York y ora del notabilísimo poemario Poeta en Nueva York, escribía: "No es el infierno, es la calle. / No es la muerte, es la tienda de frutas." En efecto y defecto, es nuestro tiempo la gran avenida de las manzanas y las sandías. Tiene la muerte, al menos, un sabor dulce. Tercer enriquecimiento, aún más fuerte: este ensayo es una herida, y me la auto-infrinjo, con plena inocencia, concientemente. Agarro mi lápiz, ya te dije, es mi cuchillo. Y me escribo, me escribo, me escribo.Así de simple, porque escribir es la forma de mi dolor y la expresión más aguda de mi padecimiento. Me emancipo de mis circunstancias, las venzo asumiéndolas, y soy libre. Pero no hay dolor sin herida, ni herida sin dolor. Enciendo la TV, pongo las noticias. Llueve, y la gente se moja y la gente se cae y la gente se para y la gente sufre y la gente se muere y la gente se muere y yo no puedo escribir una palabra más porque estoy llorando, estoy llorando a meres y me miro y sigo escribiendo y me siento como el hoyo, como el hoyo del puente en que cayeron los niños y yo lloro y sigo escribiendo.Toda autoflagelación anula el poder del opresor. El filósofo anula el dolor de sus circunstancias pensándolas, como el poeta anula el dolor de su historia escribiéndola. Pero ambos modos de anulación son siempre heridas, y por consiguiente, también dolor. ¿Qué sentido puede tener el dolor por el dolor? Pues mucho, cuando la herida propia, es decir, la auto-infringida, significa libertad ante la insuperable circunstancia. Ahora bien, agrega García Lorca en el citado poema, "Existen las montañas. Lo sé. / Y los anteojos para la sabiduría. / Lo sé. Pero yo no he venido a ver el cielo."En efecto, no hemos venido meramente, pasivamente, inocuamente, a ver el cielo. No hemos venido a pensar, exclusivamente, mucho menos a escribir. Somos animales políticos y nuestro modo de ser está dado en lo social. En la pólis, en la política. Es la tensión concordada de la que hablamos en un comienzo la que nos hace padecer y muchas veces, ser la herida que somos. Afuera llueve y yo estoy acá escribiendo, sufriendo a mi modo el dolor de mis circunstancias y de los que afuera, verdaderamente sufren. Parafraseando a Pessoa, "el poeta es un gran fingidor; debe fingir el dolor que verdaderamente siente".Esa pululación obscena entre pensar al mundo y vivir el mundo es la herida que hoy me hace llorar, pero que me hace llorar sin miedo a contártelo, sin miedo a seguir hiriéndome, porque simplemente esta herida es mi propia cura, mi propia libertad.¿Se puede ser filósofo y político a la vez? Es muy probable que sí, como es muy probable que no. Tal vez Nietzsche tenía razón: la filosofía política es una contradicción entre ambos términos…