Juan Gelman ...

Thursday, November 22, 2007

Omar Lara


SÁBADO EN PORTOCALIU

A Sola Sierra
La historia se detuvo en la puerta

De las ciudades de miseria

Bocas quemadas por el silencio

Cuerpos sitiados en el vacío

Polvo de huesos en el aire.

Hace frío en Portocaliu

Un frío de sábado solo

Los jóvenes desesperados

Bailan solos y desesperados

Una música desesperada.

Hace frío en Portocaliu.

Después de la lluvia las calles

Caminan al bosque sagrado

Adiós ángeles y milagros

Adiós relojes detenidos...

En los relojes detenidos

Están los signos de otros sueños

Las sombras irrecuperables.

La historia no deja pasar

El suave pelaje de los sueños

Los sueños no tienen destino

Son como un sábado en el aire.

La historia es todavía ajena

No sabe muertes ni abandonos

No sabe de lúgubres casas

Llenas de noches y quejidos.

Son muy extrañas esas cosas

Que a veces tomamos por ciertas

Y hay verdades aborrecibles

En el pozo de la memoria.

Son como vidrios empañados.

Pero alguien limpia los vidrios

Del mirador que da a tus ojos

Y atisbamos o quisiéramos.

Y la noche se mira en nosotros

Desvergonzadamente desnuda.

Un lugar en el mundo



Adolfo AristaráinArgentina España, Uruguay1992

Un Lugar en el Mundo cuenta la historia de una familia exiliada durante el régimen militar en Argentina. Luego de ocho años de vivir en España en el destierro, vuelven a su patria y llegan a un pequeño pueblo, situado a doce horas de Buenos Aires, prácticamente aislados del mundo moderno.
Sobreviven gracias a la venta de piel de ovejas, y contribuyen con el pueblo educando a los niños.
El único hijo del matrimonio, de sólo doce años, conoce a un geólogo español de paso por el pueblo, quien se encuentra trabajando para unos adinerados terratenientes buscando petróleo. Sin embargo desconoce la verdadera intención de sus jefes quienes sólo desean lucrar con este negocio, ya que se han enterado de que el Gobierno desea construir una gran represa en ese lugar.
Todos, junto a una monja tercermundista, lucharán, cada uno a su manera, contra las injusticias sociales.
La película sobresale por su simplicidad. Pocos elementos y bien dispuestos parecería ser la consigna de Aristaráin. La intención del autor, consiste en reflexionar acerca del proceso de reconstrucción de un país, de un pueblo, de una familia.
Un lugar en el Mundo resulta una película clave en la cinematografía argentina de la última década. Ante todo, el film de Aristaráin, propone una reflexión seria acerca del tiempo que sigue a una derrota, la derrota de todos: la última dictadura militar argentina.
Este drama ganó el premio La Concha de Oro en el Festival de San Sebastián, gracias en parte a la denuncia ideológica y social que realiza, acercando al espectador a los dramas sicológicos producidos por problemas socioeconómicos.
Todos estos temas relativos a nuestro país hermano, la República Argentina, hoy ante la grave situación política, económica y social que padecen, están por demás vigentes, necesarios, aún cotidianos...
Vale pues la reflexión ante la crítica social en nuestra Latinoamérica, que impone autor de la cinta.

Algo acerca de los años Hugo Quintana


1


Puede que sea el tiempo que nos envuelve

un dolor desos que rondan los oídos

de los que abandonados quedamos

como gritos de lluvia sobre los postes.

Puede que sea el tiempo

no menos que un pestañear entre paréntesis

un derribar de bruces

los ecos con que mojamos nuestros abrazos

o la dureza de la niebla

huyéndonos como mejillas arrumbadas.

Puede que sea la última estocada destas sonrisas sin perfume

la temible humosa piedad que nadie justifica;

puede que sea el tiempo

o la fiebre

o la espesa desesperanza que ocultamos con inocencia:

la partida ha concluído

el resto es sólo un círculo

que no alcanzamos a comprender

Tierra Nueva desde la literatura


Arnaldo Enrique Donoso y Ricardo Espinaza poetas de una generación aparte, no la misma, de la que siempre hablamos, más, de la que no se menciona, pero por ahora ya no desaparece. Donoso y la tierra nueva. Espinaza desde y para la literatuta.

Poesía de Thomas Harris Lobo y hombre


Por un burgo posmedieval, en la era del preludio a la nada, un lobo se oculta en la multitud escapando de los cazadores del Deseo y sus balas de plata. Fue bautizado por un sacerdote negro, aprendió a leer y ahora anda en busca de carne fresca. Es Lobo, el protagonista que da título al último libro del poeta Thomas Harris: un viaje iniciático -y regado de sangre- de un lobo por el mundo de los humanos y los pliegues de su moral. La partida y el regreso a "la boca del lobo".
Como en Cipango (1992), Los 7 Náufragos (1995) y Tridente (2006), por nombrar algunos títulos, Harris se enfrenta en Lobo a la poesía desde un ángulo inequívocamente narrativo. Plagado, claro, de alegorías, metáforas y artilugios lingüísticos que sitúan al lector en un terreno ligeramente inestable y apocalíptico.
Lobo, un hermano apócrifo de Rómulo y Remo, transita por una zona sin tiempo, casi de ciencia ficción, y se somete a las tribulaciones humanas: la reflexión, la religión y la ética. Pero va y vuelve: es un animal salvaje, un cazador estepario que no puede -ni quiere- detener su impulso asesino.En el epílogo, Harris dice haber "intentado una lícantropía al revés, donde la humanidad bestializa a la bestia haciéndola bestia de sí misma, de su propia naturaleza mancillada por una Fe de otra especie". Pero es una explicación innecesaria. Harris es transparente: Lobo, un relato en clave gótica, cristaliza una vieja labor de la sociedad judeo-crístiana: controlar las pulsiones destructivas y salvajes.

Poesía de Thomas Harris Lobo y hombre

Por un burgo posmedieval, en la era del preludio a la nada, un lobo se oculta en la multitud escapando de los cazadores del Deseo y sus balas de plata. Fue bautizado por un sacerdote negro, aprendió a leer y ahora anda en busca de carne fresca. Es Lobo, el protagonista que da título al último libro del poeta Thomas Harris: un viaje iniciático -y regado de sangre- de un lobo por el mundo de los humanos y los pliegues de su moral. La partida y el regreso a "la boca del lobo".
Como en Cipango (1992), Los 7 Náufragos (1995) y Tridente (2006), por nombrar algunos títulos, Harris se enfrenta en Lobo a la poesía desde un ángulo inequívocamente narrativo. Plagado, claro, de alegorías, metáforas y artilugios lingüísticos que sitúan al lector en un terreno ligeramente inestable y apocalíptico.
Lobo, un hermano apócrifo de Rómulo y Remo, transita por una zona sin tiempo, casi de ciencia ficción, y se somete a las tribulaciones humanas: la reflexión, la religión y la ética. Pero va y vuelve: es un animal salvaje, un cazador estepario que no puede -ni quiere- detener su impulso asesino.En el epílogo, Harris dice haber "intentado una lícantropía al revés, donde la humanidad bestializa a la bestia haciéndola bestia de sí misma, de su propia naturaleza mancillada por una Fe de otra especie". Pero es una explicación innecesaria. Harris es transparente: Lobo, un relato en clave gótica, cristaliza una vieja labor de la sociedad judeo-crístiana: controlar las pulsiones destructivas y salvajes.

RAÚL ZURITA



Guárdame en ti

Amor mío: guárdame entonces en ti

en los torrentes más secretos

que tus ríos levantany cuando ya de nosotros

sólo que de algo como una orilla

tenme también en ti

guárdame en ti como la interrogación

de las aguas que se marchan

Y luego: cuando las grandes aves se

derrumben y las nubes nos indiquen

que la vida se nos fue entre los dedos

guárdame todavía en ti

en la brizna de aire que aún ocupe tu voz

dura y remota

como los cauces glaciares en que la primavera

desciende.

Inscripción 178

Te hablan ahora las rompientes de tu vida

Te cuentan de las falsas Itacas,

del naufragio en costas remotas

de tu cansancio doblándote hacia las olas

Te dicen que más allá está el final

de la tierra

que allí el mar se derrumba, que tu mar

amado se derrumba y que los barcos

nunca han vuelto

Te hablan en tu propia noche los temores

Que suenen entonces como algo que se

despierta estos poemas

como algo que está en tí, como algo que cruce el

mar y se despierta.

Monday, November 19, 2007

La ciencia de hacer tragedias


“La ciencia de hacer tragedias”, de Edison Carrasco Jiménez.
Por Elgar Utreras

Ortiga Ediciones, editorial que ha enfocado sus esfuerzos en la divulgación y rescate de jóvenes valores literarios de la región y en especial de la ciudad de Chillán, desde donde dirige su gestión de promoción, se complace en presentar el más reciente trabajo del poeta Edison Carrasco: “La Ciencia de hacer Tragedias”.
La actual entrega literaria de Carrasco, poeta y músico ChillánVejano, se une a su producción anterior, iniciada con el texto autoeditado “El Psicosicoide” de 1993 en la ciudad de Concepción, “El relojario de arena” de 1996, y “El suicidio de Diógenes” publicado en 1997. Además de contar con diversas apariciones en revistas literarias, en la que destacan “Pewma” de Temuco y “El Glamal” de Chillán.
“La Ciencia de Hacer Tragedias”, es el resultado de una paciente observación del mundo, en la cual la poesía se transforma en un medio de acceso a la realidad y de dar cuenta de la misma, tal como nos señala el poeta al entregar la directrices de su modo de crear y procesar la información proveniente de su entorno y de su existencia en sí, nos dice: “Mi poesía es una especulación sobre el mundo. Pretendo exponer una poesía del conocimiento que escrudiñe la realidad, el fenómeno de la existencia como móvil y su inmediata manifestación: el ser”.
Esta aventura filosófico-poética, no es sólo la contemplación pasiva que podríamos suponer a partir de la expresión: “especulativa”, sino que desde el momento en que centra su atención en el “ser”, es él mismo viéndose con rigurosa atención en ese relacionarse con el otro, desenvolviéndose en el mundo que genera su propio existir, el cómo se aproxima necesariamente a las “cosas”, y este ejercicio no es el resultado del intelecto por el intelecto como quien practicara un deporte, o pretendiera la generación de un catálogo de conocimiento enciclopédico, sino que más bien es perentorio, propio del conocimiento existencial.
Así nos lo da a entender en las siguientes palabras:
“Y en ese espacio de materia en materiaY de corazón a inmensidad,Moviéndose, como un nudoSosteniendo la mortalidad y lo imperecible, Seduciendo el vacío de los objetosPara manifestarse en completa perfección de sí,Si la piedra comprendiese que ello es Dios,Entonces la inmensidad se reduce,Los espacios se estrechan como un beso,Y el salto de una piedra hacia la otraNo queda a merced de inmensidades tristemente insalvables”.
Lo antes indicado, se refleja también al afirmar que: “Cuando mi sensibilidad atraviesa la barrera de mi existencia, (que condiciona cualquier conocimiento sensible) y se conecta con la cosas, pretende recepcionar su pensamiento, dolor, sin razón o eternidad: sus síntomas de ser”. Como vemos no puede ser en certidumbre que los medios que proporcionan la inteligencia sean la única forma de laborar con la realidad, entendiendo esto, que ya no es la forma tradicional suficiente para ver la realidad y dar cuenta de ella, requiere un involucramiento total de la existencia y un cambio a nivel de formas.
Este cambio de las formas de expresión se entronca en la más reciente tradición neo-vanguardista en la que es necesario destacar el trabajo de Juan Luis Martínez, Diego Maquieira, Juan Cámeron y Raúl Zurita, donde encuentra refugio la voz de Carrasco, la voz del hombre occidental actual, prisionero de su naufragio, el cual no encuentra una verdad a qué aferrarse, donde la incertidumbre es lo único cierto.
Este no disponer de una verdad en la que asirse y desde allí tomar el aliento, es la tragedia que nos enuncia el título, la tragedia de la Ciencia y el hombre occidental, esta ciencia que entendemos como esclarecedora, y de la que esperamos infructuosamente la verdad, pero que en definitiva no llega, porque hemos equivocado al depositar la fe en ésta, ya que el fin de la ciencia no es la verdad en sí misma. Así lo indica en este texto:
“El centro estaba en mí, y mi desplazamiento por el espacio engañaba en mi centritud y confundía en principio mi mente, pues el centro – entendía- se generaba y estaba en todas partes, pero era una apariencia y de su apariencia extraía un juicio mendaz”.
Confirma luego esta circunstancia al expresarnos:
“Mi cuarto es demasiado pequeñoPara contener mis sueños.Tu cuarto es demasiado pequeño para contener los tuyos.Todo el mundo podría ser la casa,Pero la casa se ha derrumbadoY el alma que lo habitaba se destruido”.
Sin embargo, y a pesar de este desencanto provocado por el darse cuenta que se existe y que se naufraga irremediablemente, nos esboza una pequeña esperanza, que se trasforma a su vez en una misión, y con la cual podemos concluir:
“Cuando volvemos nuestros ojos hasta el hombre, (¿)quién no responde por su eternidad y milagro, sino el mismo hombre(?)”.
Elgar Utreras Solano. Profesor y Poeta. Director de Ortiga Ediciones. Chillán – Chile.