Juan Gelman ...

Thursday, June 12, 2008

Sesenta años cumple Leopoldo María Panero, el último tabú español






La locura, pero no demencial, más bien lúcida, mística, seductora, excesivamente singular, locura como motor del arte, hace de Leopoldo María Panero una figura sui géneris en el panorama de la poesía española contemporánea. Su vida –oscilante entre excesos y travesías por infinidad de manicomios– y obra no sólo vulneran las buenas conciencias, la moral hipócrita –lo que le ha valido ser catalogado como un enfant terrible–, sino que además llevan al extremo una particular concepción de lo poético, dando a luz una labor artística radical, y a la vez culta, que emerge de las entrañas mismas de las tinieblas; de ese territorio (su territorio) donde los dejos de luminosidad irradian de manera sublime, al estar rodeados completamente por la oscuridad.
Escritura desde la muerte, sadomasoquismo, blasfemias al por mayor, homosexualidad, repudio a las instituciones, prácticas sexuales “obscenas”, guiños sardónicos a la malevolencia, a lo grotesco; trasgresiones a los tópicos del género lírico, trasgresiones, a fin de cuentas, a la tradición literaria y cultural, representan algunas de las coordenadas esenciales de su poesía. Los manantiales de los que se nutren sus versos no podrían ser otros más que Poe, Baudelaire, Sade, Mallarmé (“La destruction fut ma Beatrice”), Trakl y Rilke, por mencionar unos cuantos. Pero también se atisba, dentro de sus raíces literarias, una multiplicidad de plumas que va desde Borges hasta James Matthew Barrie y desde Faulkner hasta Jaime Gil de Biedma, pasando por Eliot, Hölderlin, Pedro Salinas, Lewis Carroll, Kafka, Proust, Cernuda, Juan Ramón Jiménez, Pessoa, Scout Fitzgerald, entre muchos otros que se hilvanan secularmente en sus libros hasta formar un universo único, sin “parangón posible” en las letras españolas, como lo asegura su exégeta por excelencia, Túa Blesa, autor del imprescindible Leopoldo María Panero, el último poeta.La mitología sobre nuestro autor que, años después, se disuelve o se incrementa, según la perspectiva, con la espléndida biografía de J. Benito Fernández titulada El contorno del abismo. Vida y leyenda de Leopoldo María Panero, es atizada desde su nacimiento en Madrid: 16 de junio de 1948. Al igual que a Vincent Van Gogh, sus padres, Felicidad Blanc y el también poeta Leopoldo Panero, le asestan el nombre del hermano fallecido tres años antes –el recién nacido vivió tan sólo 18 horas–, por lo que el nuevo “Quirino”* navegó desde sus primeros días con un nombre lóbrego, nombre besado por la desgracia, nombre ligado a la muerte. El poeta parece no renunciar a su destino. Cuando apenas empieza a hablar de manera coherente, de vez en cuando señala “estoy inspirado” y comienza a verter versos inapropiados para un niño de tan sólo cinco años de edad: Entonces dije yo, es mi padredejadme y la gente pasabay los borrachos pasabanyo me hallaba en la tumbaechado con las piedras, yodecíaSacadme de la tumba peroallí me dejaron con los habitantesde las cosas destruidasque no eran ya más quecuatro mil esqueletos.
Vivir la juventud durante los vertiginosos años sesenta del siglo pasado lleva un tatuaje de identidad que desemboca inevitablemente en el quebrantamiento de las normas sociales y familiares. María Panero es un claro ejemplo de ello, pero llevado al extremo. Como bien lo señala Antonio Martínez Sarrión, su compañero de generación, el español pertenece a esa legión de juglares que floreció en aquella época y entre la que destacan Jimmy Hendrix, Janis Joplin y Jim Morrison. La única diferencia ha sido la cuenta de los calendarios, pues en este 2008, Leopoldo alcanzará los 60 años de edad. El consumo excesivo de drogas y alcohol que muchas veces lo convirtieron en un fantasma que deambuló de madrugada por los bares de Barcelona, Madrid o Tánger; la libertad sexual aderezada con prácticas acalladas socialmente, así como la necesidad de aferrarse a los andamiajes de la creación, como único amparo en la debacle, lo ligan con aquellos hasta reconocerse como almas siamesas.(El poeta, en la imagen)*El nombre del hermano muerto era Leopoldo Quirino; el nombre completo del poeta es Leopoldo María Francisco Teodoro Quirino Panero Blanc.Bibliografía: Blesa, Túa, Leopoldo María Panero, el último poeta, España, Valdemar, 1995.Fernández, J. Benito, El contorno del abismo (vida y leyenda de Leopoldo María Panero), Tusquets, Barcelona, 1999.Panero, Leopoldo María, Así se fundó Carnaby Street, Llibres de Sinera, Barcelona, 1970.––– Globo rojo, Madrid, Hiperión, 1989.––– Un agujero llamado nevermore, Jenaro Talens (ed.), Madrid, Cátedra, 2000. ––– y José Águedo Olivares, Me amarás cuando esté muerto, Barcelona, Lumen, 2001.––– Poesía Completa 1970-2000, Túa Blesa (ed.), Madrid, Visor, 2004.

1 comment:

senses and nonsenses said...

me ha gustado mucho tu post sobre Panero. me he permitido el lujo de linkarlo para mi pequeño homenaje. espero que no te moleste. de otro modo, si te importa me lo dices.
ahora voy perderme un poquito por tu blog, a ver si tenemos otros gustos en común.

saludos.